miércoles, 30 de mayo de 2018


Evolución

(Sinfonía inacabada)

Al principio de los tiempos
Dios me creó homínido.
Artículo de muñeco  de barro.
Me aconsejó que balbuceando sin descanso
terminara por saber lo que decía.
La tierra me mordía los pies,
y el cielo me abrasaba o me helaba las vísceras.
Yo vagaba por cerros y valles
sin saber si era carnívoro o herbívoro.
Apareció una homínido.
Me la encontré amorrada a una fuente,
tragando agua como cisterna sin bombín,
y soltando eructos de hiper-hipo.
Me miró. De reojo, me miró furtivamente.
Después saltó como ardilla asustada,
como chotilla loca,
hasta ocultarse entre los matorrales.
 Bella es mi compañera homínido,
con sus pies de escamas de cocodrilo
pintados con mapas de estiércol.
Las sobaqueras de ratón dormido
y greñas amasadas con alquitrán.
Se pasa las horas bañándose en el río
sin hoja de parra en el triángulo del sexo.
Juntos hemos visto al ciervo en la berrea,
el abrazo por el lomo del oso a la osa,
elefantes blandiendo la verga ansiosa
barritando pasión tras las hembras huidizas.
Caballitos de mar copulando
en la cuerda floja de un circo acuático.
A sapos bajo las piedras,
croando y procreando en las noches de estío.
A las aves en coitos trepidantes
con latigazos de relámpago.
Me mira mi bella homínido,
picarona, me manda mohínes lascivos.
Y en el prado verde, escuchando los sorbos del río,
nos hundimos el uno en el otro,
cegados por el instinto,
saciándonos de húmedos ardores,
jadeando extenuados.
Coitos. Pasiones. Luces de nuevos días.
Cogidos de la mano caminamos menos encorvados.
Y somos capaces de levantar del suelo las patas delanteras.
Emitimos gruñidos y enseñamos los dientes amarillos
cuando nos enfadamos, cuando nos alegramos.
Coitos. Pasiones. Balbuceos.
Siguen días de luz, noches abiertas, lunas despiertas,
noches cubiertas de tela negra.
De árbol en árbol saltan pasiones, se oyen quejidos,
aullidos locos de amor y muerte.
Pasan los años.
Coitos, Pasiones. Suspiros. ¿Palabras?
Hemos aprendido a hacerlo frente a frente.
Ahora copulamos abrazados, mirándonos a los ojos.
Erguidos. De pie.
Mi mona me guiña los ojos,
Se cubre el cuerpo con telas de colores,
se alicata con oros y platas
y hasta se ciñe pantalones tejanos.
Le encanta morderme las orejas
y lamer cada poro de mi cuerpo.
Armonía de tacto,
adagios de fuego lento,
ternura de seda,
variaciones de tempus,
in crescendo, piano, piano,
fantasía de cuerpos.
Millones de años disueltos en polvo.
¿Ya somos hombre y mujer?
Seguirá cantando el cielo,
lloviendo el sol,
amando el universo.
Sinfonía inacabada…

Víctor del Río

Resultado de imagen de evolución humana
Imagen:https://www.google.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario