Perdón
Una pena me está matando el alma;
yo no sé el modo
de llegar a ti
para que veas, oigas y consueles
mis cansados lamentos.
Veo en la aurora de la tarde gris
cómo el viento deshoja las espigas.
Con el viento te fuiste de la mano;
lloro, mas no te encuentro;
y este olvido tan mío no te deja.
Cada noche que yo cierro mis ojos,
te veo cuando niña con tus trenzas
tan largas; y tu cara,
llena de amor por mi.
Después siento el dolor de cada día
porque hacia mí no vienes.
Ha de sufrir mi alma
hasta cerrar los ojos con la muerte,
mas tu risa, tu llanto y tus caricias
del corazón nacidas,
por las eternidades buscaré.
Nunca seré capaz de perdonarme
dejarte ir sin un simple te quiero;
sin abrazo materno de divino perdón;
sin tocar tu alma blanca,
de esperanza y de estrellas coronada
con mariposas dulces que aletean
en torno a tu bendito corazón.
Como nace la aurora con su magia,
con ese amor te amo.
Oye cantar al eco que repite
y repite tu nombre sin cesar.
Algún día a mi tumba llegarás,
llegar a ti quizás yo no sabría,
mas no descansará
mi alma en paz:
te seguirá buscando.
Tú no me dejes, siento
la olorosa fragancia de tu pelo,
y todavía tibias
se conservan mis manos
de aquel abrazo último.
Nunca mis ojos dejaron de buscarte
cuando llorabas triste
porque perdiste un príncipe.
Perdón te pido ahora, porque nunca
luché por ti tanto como debía;
perdón por esta pena de no saber volar;
por no mirar tus ojos,
y por amarte tanto,
luna amada
que cantas en la noche
con mágico cantar triste y hermoso
mientras te sigue un coro de luciérnagas
hasta llegar al mar dulce y tranquilo.
Perdón por la impaciencia en esperarte
con mi llanto callado.
En esta espera eterna sufre mi alma.
Maggie Carson
Imagen:https://www.blogger.com/