El cielo estaba gris
El cielo estaba gris
como mi alma;
he llorado hoy por ti
y sigue gris mi alma
como el cielo.
Estoy enamorada de tus
ojos
que a mi alma
traicionaron, y al mirarlos
sin vida y sin amor,
quedó muy triste
este corazón que te
adoraba.
Cuando yo rodeaba con
mis brazos
tu cuerpo tan fornido y
tan hermoso,
esbelto como un
príncipe,
y el silencio rompías
de mi soledad triste,
me envolvía la música
de tus manos benditas
como espigas
que mi cuerpo entregado
acariciaban.
Era la noche dulce y tú
buscabas
mis labios que pedían ser
besados
y tu rosa en mi boca yo
sentí;
te besé con mi alma
alborotada,
feliz de oír el río
que traían tus aguas
cristalinas.
Feliz de ver contigo
nacer las amapolas
y ver los unicornios
cabalgar,
mientras tu con tus
besos limpios, puros,
bendecías mis lágrimas y
llantos
y tu mirada noble y
penetrante
mi alegre corazón
iluminaba.
Tu alma buscaba con mis
dedos
al rozar suavemente en
nuestro beso
tus labios que eran
míos.
Me dormí con tu beso,
que en la luna guarde,
mientras llenaba
mi corazón de flores, y
el sabor
de tus labios degustaba.
Lloré con las
luciérnagas
que el dolor compartían
presintiendo
que me dejabas sola;
y tanto caminé para
encontrarte,
que siendo guía el
cielo,
comprendí que mi andar
era sin rumbo.
Con el alma doliente,
sobre la tierra fértil
yo caí,
queriendo que mi alma
descansara.
La cara me tapé con las
dos manos
antes de que mis ojos
ansiaran
la lluvia de tus besos
en los rayos del sol,
mas el cielo seguía
siendo gris.
Maggie