ALLÁ DONDE...

Allá donde mueren los sueños,
se entrelazan silencios,
esperanzas curtidas y añejas
que predominan en los recuerdos.
Allá habitan sonrisas,
que cumplen fielmente
con el apostolado,
de embellecer los rostros
de quienes van descansando.
Allá, quizás lejos
o cerca,
¿quién sabe?
se quedan esculpidos
entre amapolas y madreselvas,
la paz del alma
de quienes han escrito
sus pensamientos,
sonrisas y tristezas,
alegrías e incertidumbre,
todo absolutamente todo,
celosamente custodiado
por los más bellos sentimientos.
¿Amigos?
¡van y vienen!
hipocresía incluida,
pero tu ser interior,
es el único que reconoce
su bienestar,
allá donde mueren los sueños.

Amayte

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Cuando el viento

Cuando el viento me acerque a los oídos

el eco de tu voz en la distancia

degustaré despacio ese regalo

tan preciado y precioso que me mandas.

Cuando el tiempo se pase sin noticias

de la amiga lejana que no habla,

esperaré tranquilo y confiado,

sabiendo que eres es fiel y nunca fallas.

Puede que sea entonces sin decirlo

cuando esperes de mí una palabra

que te alegre, te anime y te recuerde

que tienes un amigo en la distancia.

Si me has notado ausente en el momento

que más de mi amistad necesitabas,

perdona mis vacíos y carencias,

por olvido no fue, tú siempre estabas.

Beethzart  (Félix)

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Piénsame

Cuando el viento no lleve mas a tus oídos

el eco de mi voz en la distancia,

piénsame un poquito, y susurra una plegaria

para que libre a mi alma de nostalgias.

Cuando el tiempo, se pase de prisa y las noticias

que esperas que lleguen se dilatan

piensa, piénsame un poquito  y susurra

en silencio, quedito otra plegaria.

Que entonces será querido  amigo,

que estaré necesitando de una alianza

para salir de un abismo, o el hastío

que en momentos sin pensarlo, nos atrapa.

Melancolía

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Adivinanjáfora

XXV

Cita la cambla lucita,

modo, modo, medorera

locombia girasolera,

modo y luce la camblita

en su tierra locombita.

Con la mirada perdati

en el suo amor pensati,

las luciérnigas rientes

al son de la chicharrentes

baila il duo enamorati.

Félix

(Zul Acnalb)

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Ridículos

Por odio a lo religioso

y a nuestra historia sagrada

estáis cayendo en el foso

de tontez multiplicada.

Para el bautizo laico habéis pensado,

en vuestro empeño,

meter desnudo al niño

en un barreño

lleno de agua fresquita

coloreada en gris,

propicio para el lloro y el patatús,

y cuando el bebito rompa en “aaachís”

alguien disimulando grite “¡Jesús!”

Y en lugar de las cruces y del “yo te bautizo”,

un brujo bien pagado le haga un hechizo.

Ridículos sois a pleno,

progres de caspa y centeno,

ya estáis celebrando algunos

con gran demencia senil

la comunión de los hijos

sin cura y por los civil.

Vuestro hijo del corazón

pronto hará la comunión,

ya veréis no es un camelo,

con un trozo de turrón

vestido pa la ocasión

como el diablo de Cojuelo.

Hay progres de pacotilla,

los más tontos de babilla

que en laica ceremonia

visten al hijo de momia

y con henchida emoción

dan al niño comunión

con calimocho y rosquilla.

(Y celebran el fiestón

con vedettes y vaquilla).

Tenéis la mente en otra era,

la “fiesta de primavera”

siempre fue Semana Santa,

y la Navidad, pardillos,

que a vosotros no os encanta

(vivís en continuo infierno

e inventándoos morcillos),

siempre celebrará a Cristo,

nunca las “fiestas de invierno”.

Víctor del Río

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Stella (Estrellita)

Precisamente ahora

que vivías en paz, Stela Maris;

precisamente ahora,

cuando más feliz eras

como madre y esposa, como abuela,

te falló el corazón.

Este tu corazón hermoso y grande,

inesperadamente se paró.

Cuando te conocí -bendita hora-,

te descubrí mujer y poetisa,

esencia de mujer

cósmica, intemporal, compacta y pura:

poetisa de musas amadoras,

de corazón abierto

para acoger al mundo y protegerlo.

Fuiste una buena amiga para mí,

entrañable, cercana, generosa.

Nunca tuve la suerte

de conversar contigo frente a frente,

mas la virtual presencia nos bastó

para intimar, sintiéndonos familia.

Escuché varias veces tu voz cálida.

Me bautizaba en ella, despojándome

de la futil materia

y acercándome el gozo espiritual.

No volveré a escuchar tu voz profunda

-cascada de agua pura,

chorro líquido en cántaro insondable-,

mas la conservaré en la memoria

hasta que nos veamos allá arriba.

Te fuiste con la pena

de no verse cumplido tu deseo

de buscar tus raíces en la Europa

de tus antepasados.

Ya no podrás dejar por unos días

tu Argentina natal

por visitar tu Roma,

conocer Barcelona… Y yo lo siento,

pues tendré que morirme yo también

para darte el abrazo

sentido y fraternal que para ti

tenía reservado.

Me siento un tanto huérfano:

descansa en paz, mujer, querida amiga.

Félix

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