Despedida
Como si fuera un mar que se
quedó sin agua
o como si el río de pronto
se secara,
así sintió mi corazón
después de tantas lágrimas regadas.
¡Así quedaste tú, pedacito
de mi alma!
Cuando las circunstancias se
empeñan y te arrastran las olas hacia otro mar,
a ti, que aún no te salen
alas, se aprovechan los vientos de tus frágiles fuerzas
y te obligan a ir en contra
de tus pasos.
Mas tú, ten paciencia, mi
cervatillo herido, verás cómo en el cielo,
el sol y las estrellas te
guiarán de nuevo al camino de vuelta
y volverás a ver, recostado en la arena, las luces de colores que atraviesan la luna.
To J. L. H
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