martes, 21 de junio de 2016

Desde arriba me miras y sonríes con un  peine en la mano

Primero fue ternura,
regazo, abrazo tibio, protección,
la razón todavía no contaba;
yo decía “mamá” y era mi Dios,
era mi amor, mi Virgen y mi Ángel.

De la mano un buen día me llevó
a la escuela del pueblo, yo lloraba;
y al caer el primer diente de leche,
la descubrí sencilla, 
entregada a sus hijos y a su esposo.

Después, con el bigote florecido
no vi mujer más bella.
Pero éste era el retrato de mi madre
sólo físico, el otro el de su alma
era de una belleza irresistible.

Ahora que no está; que yo, celoso,
su nombre sólo gurdo para mí,
cuanto tengo daría
porque una vez siquiera, una vez más
me peinara a la raya como entonces.

Félix


Resultado de imagen de Mamá peinando

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