Con cara de bobo
Veintisiete pelos me cuento en el pecho;
me salen dos menos que en el mes pasado.
Yo no sé si el pecho ya no da más leche
o al contar los pelos yo me he equivocado.
El caso es que calva queda mi pechera
poco a poco, casi como calavera.
No me envidia el macho con pecho de lobo,
ni el listo que tiene pelo hasta en los
codos.
Pero sí me envidia, y esto no es casual,
‘la loca’, el tontito y el metrosexual,
así que me quedo con cara de bobo.
Víctor del Río
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