Tristeza, no toques mi alma
Tristeza,
no toques mi alma
en la
oscuridad desesperada,
no me
dañes más,
no
rompas el silencio de mis penas.
Si
llora el corazón
es que
está enfermo de dolor;
y en su
dolor no sabe
si
hasta el cielo empinarse
o
correr en zig-zag
entre
rubios trigales.
Pobre
de mí, no puedo
recrear
una estrella que ilumine
el
dolor de perderte
y me
haga olvidar
que no
estaremos juntos.
No
puedo llegar a ti y me desespero,
te
busco en cada flor,
en los
luceros,
y en
cada amanecer...
Egoísta,
te fuiste,
y me
dejaste sola,
llevándote
mi vida,
llevándote
mi alma para siempre.
Se
vaciaron mis manos
mientras
nacieron mariposas
de la
tumba, que con lágrimas
regué
al sepultarte;
y al
vuelo de la última
la pena
me inundó.
De mi
alma triste y melancólica
brotó
la la sangre roja,
al
apretar tan fuerte
la rosa
del amor
que en
mis manos tenía.
En el
invierno crudo
la
nieve nos regaló su manto blanco
en tu
último adiós.
Y yo te
suplicaba tantas veces
gritánndote
y puesta de rodillas
que no
me abandonaras,
que mis
manos alzaba suplicando,
mas tú
no me escuchaste.
Me
dolía dejarte partir,
mi
llanto no cesaba;
supe
entonces que la cruz
de no
sentir tus besos
ni tu
mirada tierna
la
llevaría siempre, acompañada
de la
tristeza amiga.
Maggie
Imagean;https://www.blogger.com
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