Mágico laberinto donde
por las mañanas
bajo solo a perderme.
Voy siguiendo un sendero
que me marca un poeta
y lo sigo dichoso.
Sin llegar al final de
este hermoso camino
otro poeta hermano
se me cruza delante de
mis mismas narices
Cual perrillo de caza que
ventea los aires
sigo la nueva pieza…
Y así cada mañana diez o
doce inspirados
vates amigos míos
tejen el laberinto de mis
dulces senderos
donde a gusto me pierdo,
buscando la palabra que
me vista de gracia
detrás de los arbustos.
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